Antes de que lo hiciera Noah, ya Richie Sexson se había encargado de bautizar a Bartolo
Si cuando usted escucha el apodo “Big Sexy” lo primero que le viene a la mente es la imagen del exlanzador dominicano (aunque aún no ha hecho oficial su retiro de las Mayores), Bartolo Colón, sepa que no es el único. La trayectoria ligamayorista del oriundo de Altamira habla por sí sola, al punto de haberse convertido en el lanzador latinoamericano con más victorias (247) en la historia de la Gran Carpa, tras sobrepasar al nicaragüense Dennis Martínez (245) en el 2019.
Bartolo también se ha encargado de que lo recordemos más allá de sus actuaciones sobre la loma. Verlo a lo largo de sus 21 temporadas al máximo nivel (no podríamos imaginarnos cómo sería compartir con él un dugout) ha sido, cuando menos, un espectáculo imperdible. Desde su inextinguible buen humor, hasta sus bromas con rivales; desde su sorprendente velocidad de la loma a la inicial hasta sus relampagueantes reflejos; desde sus trucos defensivos hasta sus claras habilidades con el billar. Bartolo ha hecho de todo. Y para engrandecer su leyenda, hace apenas unos días salió a la venta “BIG SEXY Bartolo Colón: In his own words”, un libro autobiográfico que ningún fanático del béisbol debería perderse.
Pero… ¿por qué “Big Sexy”? En la búsqueda de esta y otras respuestas salió el equipo de Corte4 hace apenas unos días, en vísperas de los festejos por su 47ma vuelta al Sol, este domingo 24 de mayo.
Sí, sí, Bartolo, fue Noah Syndergaard. De hecho, encontramos la prueba gráfica de “Thor” y su familia con camisetas de “Big Sexy”…
Pero quizás Bartolo olvida, y muchos fanáticos no conocen, un hecho que sucedió en su vida exactamente el año de su debut en las Mayores. Y en Corte4 tenemos una hipótesis singular… Repasemos los hechos:
Era 20 de junio de 1997. Luego de no haber comenzado con buen pie su carrera como abridor en el mejor béisbol del planeta con el equipo grande de los Indios de Cleveland, el joven de 24 años se vio de regreso a Triple A con los Buffalo Bissons. Esa noche, la afición del equipo de liga menor de la Tribu sería testigo de una actuación que no repetiría jamás el oriundo de Altamira: Les lanzó un no-hitter a los New Orleans Zephyrs, quienes eran parte de la franquicia de los Astros de Houston en aquel momento.
Parecía que los 15,496 asistentes al North AmeriCare Park sabían que esa noche sería especial. Bartolo sacó el primer out, luego le otorgó una base por bolas al prospecto Russ Johnson (quien fue capturado en intento de robo por el receptor Einar Díaz) y luego sobrevino la magia: 25 bateadores en fila fueron retirados por el joven dominicano, mientras una multitud lo aclamaba enardecida. No concedió más boletos, ponchó a ocho bateadores, lanzó 112 bolas hacia el plato y así se hizo realidad el único juego con estas características en la carrera profesional del Bartolo Colón.
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Pero, un momento... ¿alcanzaron a ver quién fue el primero en congratular a Bartolo luego de su excelsa labor? Efectivamente, Richie Sexson, aquel gigante de 6 pies y 7 pulgadas que compartía casilleros con Bartolo en los Bissons.
El asunto es que Sexson fue apodado “Big Sexy”, presuntamente tomando en cuenta su tamaño, el rejuego lingüístico de su apellido y su apariencia de Don Juan. ¿Alguien opina lo contrario?
Desde entonces, Bartolo vistió los uniformes de 8 equipos durante 17 temporadas antes de subirse a la lomita del Citi Field como parte de los Mets de Nueva York en el 2014 y de que su compañero Syndergaard mandara a imprimir camisetas con su nuevo apodo para una fiesta familiar. En ese lapso nunca nadie lo llamó “Big Sexy”. De hecho, él mismo nos confesó que su apodo en la República Dominicana siempre fue “Pancho”.
Y ahí precisamente reside nuestra hipótesis: Aquella noche del 20 de junio de 1997, una particularmente especial en la vida de Bartolo Colón, su compañero de equipo Richie Sexson se encargó de bautizarlo. Muchos años antes de que Noah Syndergaard se ocupara de otorgarle el apodo que lo hará permanecer para siempre en la memoria de los fanáticos de las Mayores.
