Mendoza dirige por sus instintos también… y está funcionando

1 de mayo de 2024

NUEVA YORK -- Tan seguro estaba Adam Ottavino de que entraría al juego de los Mets el domingo en la octava entrada que comenzó a caminar hacia la puerta del bullpen, ajeno a lo que estaba sucediendo en el terreno. Fue después de que el venezolano Carlos Mendoza salió del dugout que Ottavino notó que su dirigente no le había dado señas. Ottavino se detuvo, observando mientras Mendoza conversaba con el abridor colombiano José Quintana. Luego, Mendoza se alejó, el público aplaudió y Ottavino regresó a su asiento.

En una escena poco vista en Grandes Ligas hoy en día, Mendoza ignoró las estadísticas y se dejó llevar por su instinto. El libro, la carpeta, la computadora, todo indicaban que era momento de sacar al zurdo Quintana y darle la bola a un derecho. En lugar de ello, Mendoza fue al montículo y le preguntó a Quintana cómo se sentía.

La táctica funcionó. Quintana retiró al siguiente bateador para mantener el juego empatado, permitiendo que los Mets vencieran a los Cardenales por 4-2 en extrainnings.

"La convicción, la forma en que lo pidió… estaba bastante seguro de que ése era su juego", dijo Mendoza acerca de Quintana. "Fui en contra de lo que indicaba en teoría el enfrentamiento, pero me alegro de que haya funcionado".

Para Mendoza, no fue la primera vez que eligió el instinto por encima de los datos. A principios de esta temporada, Mendoza optó por no reemplazar a DJ Stewart contra el diestro Chris Stratton en la octava entrada de un juego empatado contra los Reales. Harrison Bader dio el hit ganador. Al día siguiente, Mendoza decidió hacer las cosas de otra manera, eligiendo a Stewart sobre Tyrone Taylor en un partido contra los Piratas. En esa ocasión, la corazonada de Mendoza lo llevó a hacer el movimiento más tradicional, que también salió a su favor.

Éstas no son decisiones sin información. Son producto de los instintos que Mendoza ha perfeccionado durante más de un cuarto de siglo en el béisbol profesional. El capataz absorbe toda la información que le dan sus instructores, preparadores físicos y analistas. También habla con sus jugadores y sabe cosas que no se reflejan en el papel: Estados de ánimo, preferencias, disposiciones. Comunica las cosas. Luego, toma una decisión.

"Es difícil cuando tienes un papel frente a ti con información", dijo Ottavino. "Los muchachos quieren ser empoderados de esa manera. Ya sea un lanzador que quiera permanecer en el juego o un bateador que quiera ese turno al bate, creo que como jugadores todos queremos ese voto de confianza".

Mendoza, también, ha sido empoderado. Aunque el presidente de operaciones de béisbol de los Mets, David Stearns, le da a Mendoza todos los datos que un manager moderno necesita (y espera que la use), Stearns también ha dejado en claro que las decisiones durante los partidos son responsabilidad exclusiva de Mendoza. La idea de que las gerencias controlan los movimientos en el terreno, que viene cobrando fuerza desde que el capataz Kevin Cash de los Rays sacó a Blake Snell después de 5.2 entradas magníficas en el Juego 6 de la Serie Mundial del 2020, no es una noción con la que Stearns esté de acuerdo.

"Ésa es la labor del manager de Grandes Ligas", dijo Stearns. "Contratamos a [Mendoza] porque creemos que está muy bien preparado para hacer eso, y creo que lo ha demostrado".

Dirigir por instinto no siempre funcionará, al igual que los números tampoco serán infalibles. Pero los jugadores agradecen la convicción detrás de las decisiones de Mendoza y consideran que ésa es la clave para absorber las críticas cuando llegan.

"He sido muy transparente con todos ellos", dijo Mendoza. "Con algunas de las cosas que haré en los juegos, siempre voy a usar los datos. Pero también usaré mis instintos. Al final del día, estás dirigiendo a personas".